El agua
Dir. Elena López Riera | 2021 | Suica Films (España), Les Films du Worso (Francia), Alina Films (Suiza)
Estreno en la 75ª Edición del Festival de Cine de Cannes (Quincena de Realizadores), 70º Edición del Festival de San Sebastián 2022. Mejor Película en el 27º Festival de Cine Español de Toulousse; Feroz Arrebato de ficción (Premio Especial en los Premios Feroz 2023); Nominada a mejor Dirección Novel y a actriz revelación en la XXVII edición de los Premios Goya.
El agua es una película que nace con la voluntad de lograr una ficción documental con carácter antinaturalista. Elena ya había tenido su aproximación documental en sus trabajos de cortometraje anteriores. El resultado es una película que flanquea el realismo mágico con una puesta en escena documental de corte lorquiano.
Elena pretendía retratar un tiempo suspendido y lograr una voluntad realista desde el misterio de lo cotidiano. Ese tiempo a veces fue “robado” –hay secuencias verdaderamente documentales a lo largo de la película– y otras recreado como las inundaciones o los espacios abandonados.
Los jóvenes protagonistas no son personajes espinosos sobre los que emitir juicios complejos –les conocemos en un ambiente relajado de verano y en sus salidas nocturnas–. En lo subterráneo queda Ana la protagonista con una relación extraña con su familia formada solo por mujeres y vinculada de una manera especial a la naturaleza. Fue un placer ver trabajar a Luna Pamies una actriz “salvaje” sin experiencia alguna anterior; su rostro amable pero de apariencia peligrosa era perfecta para jugar la tensión que le une a la naturaleza que se desbordará. Para ese momento el equipo de arte recreamos una crecida de río y junto al de FX una inundación en un palmeral y en algunas de las calles de Orihuela. Esas secuencias junto a otras de los sets del bar y la casa –que ambientamos en el tiempo presente de la digesis de los personajes y también para rodarlos en planos fijos después en estado ruinoso –treinta años antes, o quizás después–, como si las protagonistas no los hubieran habitado lamentablemente forman parte del material que no se conservó en el corte final.
A nivel estético queríamos lograr un equilibrio entre esa apuesta antinaturalista y una imagen muy contemporánea. En las localizaciones buscamos retratar un entorno rural y fabril de naturaleza adversa; queríamos que resultara cinematográficamente bello pero desde un perfil poco atractivo del paisaje de Orihuela. Deseamos que todo fluyera con una sensación de infinitud del entorno de los personajes. Aunque se revelaba finalmente cierto aspecto divino de esa naturaleza queríamos que el paisaje se mostrara inquietante, violento y sucio. En sus campos, huertos, pozas o calles o apostamos por una imagen de textura sucia, ruido digital, noches de negros vacíos y luces artificiales en decorados decadentes o en ruina. El reto estaba en alcanzar el extrañamiento desde lo común; generar inquietud desde lo que se halla latente y soterrado en la vida corriente de sus protagonistas.
Entre mis referentes se hallaban la película alemana L´animale de Katharina Muckstein o Hors Satan de Bruno Dumont. Elena me había hablado de Mizoguchi o Apitchanpong y de películas como Atlantic o Tropical Malady y de la fotografía de Alessandra Sanguinetti y Antoine D´Agata. A pesar de retratar un mundo contemporáneo rural de carreteras y fábricas feista me gusta pensar que juntos llegamos a dibujar cierta espiritualidad del ser humano y sus señales en la naturaleza.